Las manos de Clara temblaban mientras pagaba por el ticket del tren. No podía creer las cosas que le habían ocurrido el pasado mes. Con los ojos húmedos y la cara pálida, ella esperaba por el tren en un banco de la estación.

‘¿Te importa si me siento contigo, jovencita?’ Le preguntó una anciana.

‘Por supuesto que no, siente por favor’.

‘Pareces muy nerviosa, ¿puedo preguntar que trae por aquí a una chica como tú?’

‘Disculpe, señora, pero usted no lo creería….’

‘Oh, chiquilla…. He visto y oído muchas cosas durante mi vida….’

Algo en los ojos de aquella mujer le decían que podía confiar en ella, además, no la volvería a ver en la vida, pensó.

‘De acuerdo…. Este año fue muy difícil para mí, mi abuelo murió…. Le parecerá tan extraño como a mí, pero creo que él aun vive…. Quiero decir, su…. Alma…. Aun vive. Muchas cosas raras han ocurrido en mi casa, pero, al principio, no pensé que fuera el espíritu de mi abuelo intentando comunicarse conmigo, sin embargo, un día él se me apareció y me pidió que fuera a junto mis padres a decirles que él estaba bien, que no sufrieran más. La verdad no sé qué hacer…. Si ir a junto mis padres o visitar el manicomio….’ Afirmó con una leve y falsa sonrisa que pronto se desvaneció. ‘Estoy muy asustada….Y no sé qué hago contándole todo esto’.

‘Oh, cariño…. Te aseguro que no estás loca. ¿Y sabes por qué? Porque no existe la locura. Solamente existe lo que sientes, lo que vives y experimentas. Y cada persona siente de una manera distinta. Cada uno vive la realidad que le toca, la realidad que la espiral de sus pensamientos, sus sentimientos y sus sensaciones le hace construir. Cada humilde persona con su propio y enorme universo. Su vida’ Afirmó con amabilidad la mujer mayor.

De pronto, salió de sus profundos pensamientos, del interior de su mente, despertando de su propio hipnotismo, para darse cuenta de que todo el mundo cercano a ella en la estación murmuraba y la miraba. Estaba sentada sola en el banco. Pronto se dio cuenta de lo evidente: Había estado hablando sola. El tren con destino a la ciudad llegó y por fin Clara había tomado una decisión. Pero no se levanto de allí antes de dedicarle una despedida a su recién conocida, esta vez con una sincera sonrisa.

‘Gracias por todo, vieja loca’.